¡lo mataron! ¡lo mataron!- gritaba la gente por la calle.
cientos de hombres y mujeres corrían desesperados al ruido de las balas que ahora silbaban por encima de sus cabezas.
Y en medio de la calle un hombre ensangrentado era alzado por la multitud mientras las mujeres lloraban amargamente y los hombres gritaban improperios que pronto se convirtió en violencia, rompiendo los vidrios y mostradores de las tiendas, faroles y puertas de las casas en la calle.
Otro grupo de gente tomo al asesino, un moribundo que gritaba ante la paliza de la multitud, pero no fue mucho tiempo por que ese gentío pronto lo desmembro y se baño con su sangre mientras otros les alcanzaron antorchas y empezaron a incendiar la ciudad.
-¡Vamos por esos malditos!- grito una anciana a la multitud, pero fue la primera en caer ante las balas del ejército que hacían presencia al otro extremo de la calle, una fila de hombres uniformados que cargaban sus escopetas y lo descargaban en mujeres, hombres y niños que caían como muñecos de trapo a sus pies, mientras otra fila les clavaban sus bayonetas a los moribundos en el pecho.
Este microrelato es una adaptación creativa que no dista mucho de la realidad: ver historia real aquí.
Por Renzo Corredor